Antonio me habia propuesto echar un vistazo a un rio de nuestra provincia que prometía. Según me contaba, parecia se estrechaba y podia tener saltos y algun rapel.
Pero estabamos en invierno y el excesivo caudal y la temperatura ambiente y del agua no acompañaban, por lo que lo fuimos retrasando hasta hoy, martes 20/07/2010.
Echamos a andar un martes por la tarde, a eso de las tres, despues de un buen tramo de carretera y un buen trayecto por caminos, en los que Antonio usó su habitual pericia al volante, pasamos por un comedero de buitres y estos nos miraron sorprendidos, no querriamos ser su cena.
Por fin llegamos a lugar donde pensabamos dejar el coche, cerca del rio y remontar este buscando por donde acceder a la zona mas interesante.
La unica referencia de tiempo era que no se nos hiciera de noche, con esa premisa y con bastantes horas de luz nos pusimos en marcha.
Al principio podiamos seguir alguna senda que remontaba el rio y a partir de su confluencia con otro que desembocaba en el nuestro lo cruzamos y seguimos subiendo pero ya casi sin senda, esta poco a poco se perdía. Seguimos remontando dandonos una buena paliza, rodeando, subiendo y bajando para no alejarnos mucho del rio, aunque poco a poco nos alejabamos mas, eso era bueno por que estaba claro que se estrechaba y eso nos interesaba.
Después de dos horas y media de subir monte a través bajamos al cauce y nos pusimos los neoprenos.
El rió invadido por hierba, ramas y demás miembros de la flora autóctona
Iniciamos el descenso en un tramo de rió abierto bastante cubierto de vegetación, pero pronto esperamos algún resalte.
Pequeño resalte en nuestro camino
Cosa que aprovechamos inmediatamente para remojarnos con un pequeño salto y chapuzón.
Otro resalte y nuevo salto
Seguimos por el cauce y este nos presenta un nuevo salto, al ser un río sin problemas de caudal y en esta época con el agua con muy buena temperatura, no desperdiciamos el momento de saltar y remojarnos de nuevo.
Un buen salto
Nos lo prometíamos felices y tanto, este salto nos colmaría las expectativas, mirando encontramos la posibilidad de rapelar desde un natural en el margen izquierdo, no había instalación, esta claro que eramos los primeros en descenderlo, pero teniendo posibilidades de saltar no las desaprovechamos.
Antonio preparando el salto
Después de comprobar profundidad y lugar de recepción alla que fuimos, una lástima que las prisas por terminar y no saber lo que nos esperaba mas adelante nos impidiera buscar la posibilidad de remontar para repetir el salto aunque si echamos un buen vistazo a nuestro alrededor.
Esperando en la marmita redonda
Después de una curva producida por un plegamiento llegamos a un lugar mágico, una preciosa marmita gigante rodeada de paredes que desaguaba por un par de rapeles, lo único que nos faltaba era un lugar así y encima poder rapelar.
Antonio en el primer rapel
Montamos el rapel en un árbol en el margen derecho, estaba claro que eramos los primeros en descenderlo de manera deportiva, el rapel corto arrampado de no mas de 6 metros, técnicamente sin problemas pero estimulante por su primera realización .
Javier en el primer rapel
Después del primer rapel en una amplia zona intermedia, montamos en un árbol en su margen derecha un cordino para rapelar una segunda cascada.
En el segundo rapel
Una mueva cascada también arrampada de mas de 8 metros muy espectacular con su cola de caballo.
Resuelto estos rapeles solo nos esperaban 45 minutos de un un bonito pateo descendiendo el río hasta nuestro coche, ya no quedaban ni mas resaltes, ni mas rapeles, ni mas saltos.
Preciosa estampa de nuestro río
Cinco horas y media despues, cansados, pero muy satisfechos de nuestro hallazgo.
Se os ocurre mejor forma de pasar una tarde del mes de julio, a mi no, quien dice que el tiempo no da para nada?
Gracias a Antonio por dejarme participar en su descubierta y disfrutar de esta pequeña aventura.
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